viernes, 5 de junio de 2009

Roma. ¿Un ejemplo a seguir?

En alguna entrada anterior hice referencia al uso de la genealogía por parte del poder, para perpetuerse en el mismo. En dicha entrada, hablaba de diferentes pueblos del mundo, pero intencionadamente no mencioné el caso de Roma. No es que fuera un caso excepcional, no. En Roma, también, ciertas familias se pasaban el poder entre sus miembros.
Roma siempre me ha parecido, en cuestiones genealógicas, algo especial. Por una parte, por el hecho de su, ya muy publicado, sistema de Praenomen, Nomen, Cognomen y Agnomen. A cada persona, de clase alta, claro, cuando nace se le asigna la llamada Tria Nomina y, con el tiempo, se le añade la cuarta parte del nombre, con su cualidad, o el apelativo o calificativo que mejor le defina. Por ejemplo, vamos a tomar como referencia al padre de la adorada por muchos, Mesalina, llamado Marco Valerio Mesala Barbado. Su nombre (Praenomen) es Marco. La familia a la que pertenece (Nomen) es Valerio. Y dentro de los Valerio, pertenece al linaje (Cognomen) de los Mesala. La característica final (Agomen) de Barbado, se define por ella misma.
Aunque no nos demos cuenta, los nombres romanos llevan un estudio genealógico con ellos. A veces nos ofrecen datos de su origen, de la familia original, de la rama especifica. Incluso a veces, nos podemos imaginar hasta como fueron, con su característico final.


Hay un refrán que dice: "Si lo bueno es breve, dos veces bueno"