viernes, 29 de enero de 2010

Software genealógico OnLine

Supongo que no hay ninguna duda en que la informática nos ha solucionado ciertos problemillas de gestión de datos. Problemillas al principio, claro. Una vez que la base de datos crece y crece, los problemas lo hacen igualmente. Al mismo ritmo, o incluso más.
No seré yo quien de lecciones sobre qué software es mejor para gestionar nuestros datos. Cada software tiene su s ventajas y sus inconvenientes. Cada uno tiene que saber cuáles son sus necesidades, para decantarse por uno u otro programa. La comodidad y facilidad del interface de usuario, la facilidad para compartir datos con otros programas, los posibles listados que podamos obtener con nuestros datos o los gráficos que podamos conseguir con los mismos, pueden ser algunas de las características que nos tienen que guiar hacia la elección final.
Por supuesto, el precio del software también puede suponer un elemento importante a la hora de la elección. Existen programas gratuitos más potentes que alguno de pago, por lo que no tenemos que ir a programas caros para lograr resultados de calidad.
Otros programas de genealogía, surgidos en los ultimos tiempos, tienen la característica de no guardar los datos en nuestro ordenador, sino que los guardan en la red. Nuestra base de datos genealógica queda a disposición del gran público, para la compartición de datos y la búsqueda de coincidencias. ¿Será el futuro del software? No lo tengo claro. De momento, está en periodo de pruebas, ya que las opciones van cambiando y añadiéndose a marchas agigantadas. Y todavía, tienen que pulir ciertas opciones. Una de ellas, es la de enviar los recordatorios de cumpleaños. Si os digo la verdad, estoy un poco harto de recibir recordatorios de cumpleaños de gente de mi genealogía, que cumple más de 200 o 300 años. Aunque llevo un mes sin recibirlos. Espero que se hayan dado cuenta del incorio que suponía.
Estos programas de genealogía, nos limitan la base de datos a un número determinado de personas, por lo que, si nuestro arbol es muy amplio, no podremos subir todas las personas. Sin embargo, cabe recordar que en Familysearch.org podemos incluir nuestra genealogia completa, sin restricciones. Por supuesto que, los datos subidos por la gente aficionada no son revisadas por los responsables de Familysearch. En los programas genealógicos en la red, de pago, como Genoom, Mi Parentela, Geneanet, My Heritage y otros, tampoco hay control de dichos datos, aunque nos cobren para almacenarlos. A veces, esto se nos olvida.
En estos momentos, espero con ansiedad que sean verdad los rumores que me llegan de Familysearch, en relación a que van a añadiren breve, la cotejación de todos los datos introducidos en su web. De esta forma sabremos qué personas han estudiado datos similares a los nuestros, para saber quienes son y poder ponernos en contacto con ellos.
La verdad es que la idea es buena, pero como siempre, al ser un trabajo realizado por la Iglesia de Jesucristo de los S.U.D., tendrá muchos detractores y críticos.

domingo, 24 de enero de 2010

El miedo en la genealogía o la genealogía injusta

A veces la genealogía me da miedo.
Si os digo la verdad, no tengo casi ninguna fecha de defunción de mis antepasados. No es que no me interese. Es que no tengo fuerzas para enfrentarme a los libros de defunciones.
Todavia suenan en mi cabeza las palabras del profesor Riskampf, hablando de sus anecdotas en sus muchos viajes e investigaciones. Contaba cómo, un día, se encontró a su mujer llorando frente a unos libros de defunciones. A la pregunta de ¿Por qué lloraba?, la respuesta fue: "Es que están todos muertos". En aquel momento, la sonrisa surgió en mi cara. No por lo "gracioso" de la anecdota. Era una defensa para no ponerme yo mismo a llorar en aquel momento.

A algún amigo le he contado algun hallazgo, truculento, ocurrido en mi familia, y encontrado con esto de la genealogía. Hallazgo que, con solo recordarlo me inunda los ojos de lágrimas. No estoy preparado para las defunciones. Mis parientes fallecieron hace siglos y lloro por ellos. A veces pienso que lo hago por si acaso no tuvieron a nadie que lo hiciera por ellos. A veces lloro por la viuda que queda a cargo de una inmensa prole, y sin recursos. Y creo que siempre lloro por mí. Por pensar si alguien llorará cuando ya no esté.
Y rezo para que no llegue el momento en que tenga que anotar en mi base de datos, la defunción de los que tengo cerca. Es el peor de los miedos. A veces pienso en lo que pasa por la cabeza, cuando tienes que anotar una defunción reciente. No la del tatarabuelo, encontrado en un archivo o la del abuelo que, por ley de vida, fallece con 95 años. Me refiero a la anotación del fallecimiento del padre, hermano o del hijo.

Tengo amigos que se han tenido que enfrentar a ese momento. Y creedme que no tengo valor ni de preguntarles lo que sintieron al anotar el dato. Más que nada por no hurgar en heridas que puede no cicatricen nunca. No sabes si el preguntar hará aflorar sentimientos que solamente interesan tener en privado. No me gustaría saciar mi curiosidad con la tristeza ajena. Solamente puedo animar a mis amigos y a sus familias a seguir adelante.

La Genealogía es injusta. Aflora mis debilidades. Y eso no me gusta.