jueves, 30 de octubre de 2008

Yo me asocio, tú te asocias, el se asocia, ... ¿Para qué?


En el ultimo Salon de Genalogía de Tarnos me confirmaron que, la salud de las relaciones entre las diferentes asociaciones francesas de genealogía, era precaria.
En dicha feria, todo eran buenas caras, pero subyacía un pique entre todas ellas. Puedo entender que todos pensemos que, nuestra asociacion es la mejor, la que mas trabaja, la que mas proyectos tiene en marcha o, simplemente, la que más socios tiene. Pero, ¿Por qué llevarse mal con otra asociación si el fin de ambas es conseguir el mismo objetivo? ¿No será que nos asociamos para intentar acaparar una pequeña parcela de poder?¿No nos estaremos escudando tras los socios para poder hacer lo que nosotros queremos?
Pobres franceses pensé. Encima de franceses, se llevan a matar.
Y resulta que en España, no mejora la cosa. No sé como está el nivel de relaciones entre las diferentes asociaciones. Yo siempre las veo de maravilla. En público, claro. Nunca las he visto es su reducto. El problema que veo en diferentes asociaciones de España es que muchos socios no están del todo contentos. Para ser más exactos, no están nada contentos con quien gobiernan ciertas asociaciones.
En algun lugar de la web he visto renegar hasta de la simbología de la asociación, por culpa de sus malos dirigentes
Yo no soy socio de ninguna. No sé si por no perder la libertad de hacer lo que quiera, por pereza o egoismo. Un poco de todo habrá. Y un mucho de no querer comprometerme, por el poco tiempo libre que tengo.
Llamarlo como querais. A lo mejor soy como Groucho Marx y no deseo pertenecer a ninguna asociación que acepte como socio a alguien como yo.

miércoles, 22 de octubre de 2008

¿Hijos? No, gracias


Hace unos dias, estuve en Basauri para disfrutar de unas fiestas que, con la excusa de San Fausto, sirven para salir un poco de la rutina. Como yo, muchos otros vuelven a su pueblo natal para pasar un rato con la familia en un ambiente festivo.
Allí me encontré con amigos que ves de ciento en viento. Uno de ellos, al interrogarle sobre la familia, me dijo el tópico de "bien gracias". Y al preguntarle por la familia futura, me dijo que no tenia intenciones de tenerla. Que vivía muy bien sin hijos. Le pregunté si lo habia pensado bien. Su respuesta fue tajante. ¡Y tan bien que lo he pensado! Ya no le doy más vueltas.
Cuando nos despedimos, empezó a rondar en mi cabeza una nube de preguntas.
¿Que hubiera sido de nosotros si, alguno de nuestros antepasados, hubiera pensado lo mismo que mi amigo?¿Para qué tenemos hijos, actualmente?¿Por qué nos cuesta tanto sacar adelante uno o dos hijos, si nuestros antepasados, con menos recursos, sacaban mas de media docena?Ponemos todo nuestro interés en dar a nuestros hijos lo que nunca hemos tenido. Sin reparar en gastos. Pero ¿por qué no damos a nuestros hijos lo que sí hemos tenido? ¿por qué no les damos un hogar, una familia de verdad?¿Cuánto tiempo dedicamos a nuestros hijos, en familia?¿Cuánto tiempo disfrutan nuestros hijos de nuestra compañia?
Muchas veces, dejamos a nuestros hijos en manos del DVD, de la Play o de la TV. No podemos pues, quejarnos de ser la primera generación que vivió bajo la represion de sus padres y ahora sigue viviendo bajo la tirania de los hijos. No podemos quejarnos de nuestros propios errores. Por eso nos inventamos falsas excusas para echar balones fuera. Nosotros nunca tenemos la culpa. Siempre encontramos alguna excusa para que, incluso en el fracaso, dar la sensación de que somos los mejores padres.
Cuando mi amigo me dijo que no queria tener hijos, yo miré a los míos. Les agarré con fuerza de la mano y siguiendo mi camino, entre una nube de preguntas, me di cuenta de que estaba agarrado a lo mejor que me habia pasado en mi vida.

miércoles, 8 de octubre de 2008

A vueltas con los datos


Este fin de semana pasado, concretamente el sábado 4 de octubre, asistí a un Salón de Genealogía celebrado en Tarnos.

Sin meterme en profundidades, pude darme cuenta que en esto de la genealogía, no todos trabajamos igual. No sé si lo que nos diferencia es el concepto o la finalidad de la investigación.

Mientras profesionales, que se ganan la vida con esto, te ayudaban y te regalaban datos, otros, no profesionales, pretendían restringir el acceso a los suyos, para conseguir financiación. El mundo al revés.

Qué diríamos si, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, para el público en general, los Mormones, se pusiera a cobrar por sus datos. Actualmente los ofrece de manera gratuita en su web www.familysearch.org. Millones y millones de registros, de datos de antepasados, de todas las personas repartidas a lo largo y ancho de este mundo. Gratis. Si cobraran por esos datos, no escatimaríamos en adjetivos calificativos de caracter peyorativo hacia esa Iglesia.

¿A quien pertenecen los datos? Muchos archiveros piensan que los datos les pertenecen a ellos. Muchos investigadores, recelan de enseñar sus datos, porque se los puedes fusilar. También he visto quien piensa que los datos pertenecen al que los pueda comprar. ¿De quién son los datos? ¿No tendriamos que estar contentos de compartir nuestros datos con personas que comparten nuestra misma genealogía?¿Con gente de nuestra propia familia?

Se avecinan malos tiempos para la busqueda genealogica. La lucha por los datos será encarnizada. Los jueces hablarán. Y los investigadores de a pie, rezaremos para que, por lo menos, no nos quiten el placer de encontrar un antepasado que, por razones que desconocemos, cambió su apellido, quizás, para darnos un poco más de emoción a nuestra investigación.